Perfecta casualidad
Llegaste de repente, sin avisar. Apareciste como la mayor de
las casualidades. Quizás era nuestro destino. Quién sabe si las casualidades
existen o no. Pero aquí estamos los dos. Llegaste para no irte jamás.
Gracias.
Gracias por ser la pareja de baile soñada. Por dejarme
bailar hasta que ya no quede nada que bailar. Aunque sabes perfectamente que
eso no ocurrirá porque tú, eres música, la melodía perfecta que suena en el
instante que más se necesita.
Gracias.
Gracias por ser mi paño de lágrimas en los momentos más
amargos. Por dibujar una sonrisa en mi cara cuando ni yo mismo puedo hacerlo.
Gracias.
Gracias por compartir mis mejores momentos. Gracias por ser
mis mejores momentos. Por conocerme mejor que yo mismo, por saber qué necesito.
Gracias.
Gracias por comprender mis decisiones. Por permitirme
saborear tu compañía, tus abrazos, tus besos. Por apoyarme en mis decisiones,
por aconsejarme. Por alegrarte más que yo mismo de mis propios éxitos.
Ahora sólo te pido
una cosa. No te vayas. Quédate aquí. Haz que lo que fue en principio una mera
casualidad pase a ser la más eterna de las casualidades.
¡Espero ansioso tu comentario!